Mecanismos de la respiración
Los cambios en el volumen de la cavidad torácica son las responsables de la variación en la presión de los pulmones, estos cambios son inducidos por la contracción y la relajación del diafragma muscular y de los músculos intercostales. Inhalamos contrayendo el diafragma en forma de cúpula, que aplana y alarga la cavidad torácica y contrayendo los músculos intercostales, que empujan la caja torácica hacia arriba y hacia fuera. Estos movimientos agrandan la cavidad torácica; dentro de ella, la presión disminuye y el aire entra en los pulmones. El aire es forzado a salir de los pulmones cuando los músculos se relajan y el sistema vuelva a su equilibrio, reduciéndose el volumen de la cavidad torcida. El sentido del flujo aéreo en las vías respiratorias depende de la diferencia de presión entre el alveolo y la atmósfera. Cuando la presión alveolar es mayor que la presión atmosférica, el aire sale y se produce la espiración. Cuando la presión alveolar es menor que la atmosférica, el aire fluye hacia adentro y ocurre la inspiración. Este proceso cíclico, que es la base de la ventilación, se halla bajo el control del sistema nervioso autónomo. Para comprender la mecánica respiratoria, podemos considerar al tórax como un sistema de dos resortes o tensores que hallan su equilibrio al final de una espiración normal (no en el caso de una espiración forzada). Uno de los tensores representa al pulmón y el otro a la caja torácica con las costillas articuladas a la columna vertebral y sus músculos asociados. Los alvéolos pulmonares se hallan cubiertos por una delgada capa de agua que evita la deshidratación de sus células epiteliales. Esta capa liquida genera presión superficial que, debido a la forma casi esférica del alveolo, tiende a llevarlo al colapso y a vaciarse de aire. Así, la fuerza resultante de las tensiones superficiales de la totalidad de los alvéolos constituye al componente elástico del tensor pulmonar, denominado fuerza elástica pulmonar o FEP que tiende a vaciar el pulmón de aire. El `pulmón, bajo la influencia de
Deportes Extremos y Respiracion
Sabemos que los deportes extremos exigen, además de una buena preparación corporal, un alto nivel de concentración. La práctica ortodoxa de SwáSthya, el Yôga Antiguo, ayudan para la preparacion fisica y mentalde estos deportes, etas practicas incluye ocho modalidades de técnicas, de las cuales especialmente dos son sumamente útiles para desarrollar estos deportes.
1-Ásana: técnica corporal firme y agradable
Proporciona un gran aumento de flexibilidad articular, fuerza, elongación y equilibrio. Y lo más importante para cualquier deporte es que desarrolla conciencia corporal. De esta forma, el deportista logra administrar la fuerza y la energía empleada, reducir el riesgo de lesiones y acelerar el aprendizaje de cualquier técnica deportiva.
2-Pránáyáma: expansión de la bioenergía a través de respiratorios.
A través de esta técnica se consigue un gran incremento de la vitalidad, reducción del cansancio y administración del stress.
El aumento de la capacidad pulmonar permite una mejor oxigenación, no sólo muscular sino de todo el organismo, y en consecuencia una mayor resistencia.
Existe una clara relación entre la respiración y el estado emocional. Hay ejercicios específicos de pránáyáma que contribuyen al dominio de las emociones y de la actividad mental.
Ante una situación de alto stress o generadora de miedo, el corazón se acelera, la respiración se agita y la adrenalina irrumpe en el torrente sanguíneo provocando palpitaciones y sudoración. Es en esos momentos cuando el atleta o el deportista utilizan pránáyáma para recobrar rápidamente su ritmo normal.
Esto puede ser de gran ayuda en momentos previos a una competencia deportiva o ante situaciones de riesgo que pueden darse al escalar, al estar a gran altura o al surfear una gran ola.
Ásana: técnica corporal firme y agradable
Proporciona un gran aumento de flexibilidad articular, fuerza, elongación y equilibrio. Y lo más importante para cualquier deporte es que desarrolla conciencia corporal. De esta forma, el deportista logra administrar la fuerza y la energía empleada, reducir el riesgo de lesiones y acelerar el aprendizaje de cualquier técnica deportiva.
Pránáyáma: expansión de la bioenergía a través de respiratorios.
A través de esta técnica se consigue un gran incremento de la vitalidad, reducción del cansancio y administración del stress.
El aumento de la capacidad pulmonar permite una mejor oxigenación, no sólo muscular sino de todo el organismo, y en consecuencia una mayor resistencia.
Existe una clara relación entre la respiración y el estado emocional. Hay ejercicios específicos de pránáyáma que contribuyen al dominio de las emociones y de la actividad mental.
Ante una situación de alto stress o generadora de miedo, el corazón se acelera, la respiración se agita y la adrenalina irrumpe en el torrente sanguíneo provocando palpitaciones y sudoración. Es en esos momentos cuando el atleta o el deportista utilizan pránáyáma para recobrar rápidamente su ritmo normal.
Esto puede ser de gran ayuda en momentos previos a una competencia deportiva o ante situaciones de riesgo que pueden darse al escalar, al estar a gran altura o al surfear una gran ola.